En lo mediático, como en lo político, se juega con el tiempo para intentar ganar batallas. Lo que hizo El Mundo adelantando a El País al publicar esa historia no fue otra cosa que intentar llevarse el rédito de algo que ambos sabían, pero que sólo uno podía probar con documentos.
Hay ocasiones, sin embargo, que son los propios medios los encargados de terminar con una historia. No es que tengan munición y decidan cuándo usarla, sino que más bien son usados para detonar la bomba a través de una filtración.
Sucedió con el llamado ‘caso Cifuentes’, sacado a la luz
por ElDiario.es el 21 de marzo de 2013 y que fue ganando y perdiendo fuerza durante meses. La presidenta de la Comunidad de Madrid acabaría dimitiendo, pero no por aquello sino porque el 25 de abril de 2014, casi un año después, OKDiario publicó un oportuno vídeo en el que se vio cómo la ‘baronesa’ del PP había robado unas cremas.
Cabría pensar que, como en el caso de El Mundo y El País, lo que intentó OKDiario era ganarle la partida a
ElDiario.es y llevarse el mérito de su dimisión. Pero sucede que aquel vídeo era de 2011. Vaya, que alguien lo tuvo guardado en un cajón esperando al momento adecuado para utilizarlo y lo deslizó a un medio que fuera capaz de darle difusión para acabar con aquella larga agonía. El tiempo lo es todo, y hay algunos que se hacen innecesariamente largos.
Ya ves que además del tiempo político, el mediático y el judicial, hay también bombas que se activan con retardo. Algunas se guardan en cajones esperando su momento. Otras se van enseñando a modo de pequeñas deflagraciones que a veces pasan sin pena ni gloria hasta que, algún tiempo después y sin motivo aparente, irrumpen con fuerza.
Supimos, por ejemplo, que Isabel Díaz Ayuso había
bloqueado en WhatsApp a Teodoro García Escudero un 29 de octubre de 2021 gracias a La Sexta, y apenas dos semanas después, el 17 de noviembre, supimos que un amigo de la familia Ayuso había cobrado adjudicaciones a dedo de la Comunidad de Madrid
gracias a ElDiario.es. Luego se sabría que detrás estaba su hermano, y que había mucho más. Y se entendieron también los porqués de cada uno de esos eventos aparentemente diferentes, pero que no lo eran. Nada encajaba entonces porque aún no era el momento para quien manejaba los tiempos.
Y es que más allá de la expulsión de una diputada socialista del Pleno de la Asamblea de Madrid por hablar del hermano de Ayuso unos días antes de la publicación de
ElDiario.es, no se mencionó mucho más del tema en aquel entonces. Como le pasó a Pasqual Maragall en 2004 cuando le espetó a Artur Mas que tenían un problema que se llamaba 3%, todo resultaba ser extrañamente profético: anunciaba algo que estaba por venir, pero que todavía no se entendía.