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🕑 El tiempo perfecto

Borja Ventura
Borja Ventura
✏️ 1.740 palabras ⏱️ 13 minutos 
👋🏻 Saludos, votantes,
Cuánto tiempo sin leernos, ¿eh? Ya avisé que iba a ser algo más flexible con los plazos, por aquello de evitar que el calendario acabara por convertir esto más en una obligación que en un disfrute. Y justo de eso vengo a hablaros: de la importancia del tiempo, en este caso en política.
Al lío 👇🏻
💫 Punto uno: eternidades judiciales, instantes políticos
El tiempo es uno, pero son muchos. Por ejemplo, la política tiene ciclos amplios, de décadas o más, como cuando los continentes van girando hacia un lado del espectro político y luego balancean hacia el contrario, o como cuando vemos el fantasma de la ultraderecha ir despertándose tras décadas de letargo. Esos vaivenes temporales son los que hacen pensar que algunas cosas evolucionan pero que otras, en realidad, son cíclicas y van yendo y viniendo.
Evolución ideológica reciente en Latinoamérica (Fuente: AFP)
Evolución ideológica reciente en Latinoamérica (Fuente: AFP)
Eso es el largo plazo. Pero también está el medio, el de los ciclos electorales, que marcan destinos y decisiones, y cuya duración depende de cada país y cada momento. Y también existen las tendencias más breves, más pasajeras, como las políticas marcadas por una coyuntura concreta: de pronto nos pasamos semanas hablando de menores no acompañados o de diputaciones provinciales y, tal como aparecieron en la agenda, desaparecen de ella para no volver.
Por si todo esto no fuera poco, en política influyen además otros tiempos externos. Por ejemplo, el tiempo que manejan los medios de comunicación a la hora de elaborar sus historias. O el tiempo que tarda la Justicia en decidir sobre algo en concreto. Así, la carrera de un político puede verse alterada por la súbita publicación en prensa de algo ocurrido hace años. Del mismo modo, alguien que viera su carrera truncada puede vivir mucho tiempo después la absolución de lo que se le acusaba. Aunque para entonces casi seguro que da igual: la política siempre tiene prisa y ese tren ya habrá pasado. Igual que tiempos hay muchos, también hay muchos tipos de inocencia: uno puede no ser culpable ante la ley, pero sí ante la opinión pública. Y de esa pena nadie puede librarte.
🐢 Punto dos: guerras de desgaste diez años después
Pero el tiempo no sólo fluye, también se maneja. El 18 de enero de 2013 dos escalofríos paralelos recorrieron dos puntos separados en lo geográfico y político. El Mundo publicaba en su portada que el tesorero del PP había pagado sobresueldos en negro durante años a parte de los dirigentes del partido. En Génova se echaron a temblar porque, tras meses de temores, salía a la luz uno de sus secretos más turbios. En la sede de El País también temblaron, aunque por otro motivo: pensaron que la competencia les había levantado la exclusiva en la que llevaban más de un año trabajando.
Portada de El Mundo 18/01/13
Portada de El Mundo 18/01/13
Trece días después uno de los temblores se relajó un poco. Aunque el primer golpe lo había dado El Mundo, en El País vieron que no tenían la pieza clave del asunto: la evidencia gráfica de que esos pagos estaban documentados de puño y letra del tesorero. Aquel 31 de enero El País sacó en portada las capturas y tiró por tierra buena parte de los argumentos que el PP había estado esgrimiendo desde la salva de aviso que había lanzado El Mundo. 
Portada de El País 31/01/13
Portada de El País 31/01/13
El Gobierno volvió a ganar las elecciones dos años después de aquello, porque el tiempo demoscópico no cambia tan rápido como el mediático, pero ya no pudo quitarse de encima la sombra de la corrupción. Finalmente, cinco años después de aquellas portadas la Justicia empezó a dar crédito a todo aquello y en apenas unas semanas una moción de censura tumbaba por primera vez a un presidente del Gobierno. Un ritmo mucho más lento el judicial, pero sin duda mucho más efectivo.
En aquellos años otra historia demostraba que los tiempos de política, medios y tribunales van por separado, aunque converjan. El ambiente social empezaba a revolverse tras años de crisis y austeridad, aderezado todo con titulares casi cotidianos de casos de corrupción. Dos partidos nuevos empezaban a hacer mucho ruido, especialmente uno de ellos que parecía que venía a hacer una especie de revolución francesa en las instituciones. Previendo lo que pudiera pasar, los poderes del Estado pactaron acelerar la abdicación del Rey en su hijo. Fue el gesto de inmolación de Rubalcaba, que lideraba un PSOE que decía ser republicano de la misma forma que el monarca había dicho que se había equivocado, que lo sentía y que no volvería a pasar. Poco creíble, vaya.
Pero lo importante, dejando de lado los fuegos artificiales, era el momento elegido: había que salvar la Corona de lo que pudiera suceder en esa España que se empezaba a volver imprevisible. A ver si de verdad salían a la calle las guillotinas republicanas y se venía todo abajo.
¿Que por qué hablo de esto ahora? Han pasado casi diez años de ambas cosas, pero este 15 de mayo de 2022 hemos sabido que el Rey actual recibirá al Rey anterior como primer paso a su posible regreso a España, de donde huyó cuando la tormenta acabó por ponerse fea. También han pasado diez años, pero este 16 de mayo de 2022 se han publicado los audios en los que la entonces secretaria general del PP hablaba con el líder de las cloacas del Estado para pedirle ayuda e impedir que los ‘papeles de Bárcenas’ vieran la luz.
El tiempo político es tan fluido que muchas veces los eventos no terminan cuando creemos que terminan, sino que siguen teniendo consecuencias mucho después. Cada cosa lleva su ritmo, y las guerras de desgaste más aún.
🪃 Punto tres: eventos con efectos retardados (adrede)
En lo mediático, como en lo político, se juega con el tiempo para intentar ganar batallas. Lo que hizo El Mundo adelantando a El País al publicar esa historia no fue otra cosa que intentar llevarse el rédito de algo que ambos sabían, pero que sólo uno podía probar con documentos. 
Hay ocasiones, sin embargo, que son los propios medios los encargados de terminar con una historia. No es que tengan munición y decidan cuándo usarla, sino que más bien son usados para detonar la bomba a través de una filtración.
Sucedió con el llamado ‘caso Cifuentes’, sacado a la luz por ElDiario.es el 21 de marzo de 2013 y que fue ganando y perdiendo fuerza durante meses. La presidenta de la Comunidad de Madrid acabaría dimitiendo, pero no por aquello sino porque el 25 de abril de 2014, casi un año después, OKDiario publicó un oportuno vídeo en el que se vio cómo la ‘baronesa’ del PP había robado unas cremas.
Cabría pensar que, como en el caso de El Mundo y El País, lo que intentó OKDiario era ganarle la partida a ElDiario.es y llevarse el mérito de su dimisión. Pero sucede que aquel vídeo era de 2011. Vaya, que alguien lo tuvo guardado en un cajón esperando al momento adecuado para utilizarlo y lo deslizó a un medio que fuera capaz de darle difusión para acabar con aquella larga agonía. El tiempo lo es todo, y hay algunos que se hacen innecesariamente largos.
Ya ves que además del tiempo político, el mediático y el judicial, hay también bombas que se activan con retardo. Algunas se guardan en cajones esperando su momento. Otras se van enseñando a modo de pequeñas deflagraciones que a veces pasan sin pena ni gloria hasta que, algún tiempo después y sin motivo aparente, irrumpen con fuerza.
Supimos, por ejemplo, que Isabel Díaz Ayuso había bloqueado en WhatsApp a Teodoro García Escudero un 29 de octubre de 2021 gracias a La Sexta, y apenas dos semanas después, el 17 de noviembre, supimos que un amigo de la familia Ayuso había cobrado adjudicaciones a dedo de la Comunidad de Madrid gracias a ElDiario.es. Luego se sabría que detrás estaba su hermano, y que había mucho más. Y se entendieron también los porqués de cada uno de esos eventos aparentemente diferentes, pero que no lo eran. Nada encajaba entonces porque aún no era el momento para quien manejaba los tiempos.
Y es que más allá de la expulsión de una diputada socialista del Pleno de la Asamblea de Madrid por hablar del hermano de Ayuso unos días antes de la publicación de ElDiario.es, no se mencionó mucho más del tema en aquel entonces. Como le pasó a Pasqual Maragall en 2004 cuando le espetó a Artur Mas que tenían un problema que se llamaba 3%, todo resultaba ser extrañamente profético: anunciaba algo que estaba por venir, pero que todavía no se entendía.
Cuando la bomba explotó, lo hizo de forma medida: el 16 de febrero El Confidencial publicaba que Génova había intentado espiar a Ayuso y se desataba la tormenta que acabaría con la defenestración de Pablo Casado. El resto es historia.
🤔 Uniendo los puntos
El manejo del tiempo lo es todo en política, también para construir relato. ¿Recuerdas cuando Iván Redondo era poderoso e influyente, y convirtió el goteo de nombramientos ministeriales de 2018 en el tema más comentado durante días? Fue su enésima medalla. Tres años después su reloj político se pararía de forma inesperada. En política, como en la vida, a todos nos alcanza el tiempo. También a él. Y, cada vez más, a muchos, y más rápido. Quizá también de forma medida.
Ánimo con la semana, te escribo en breve* y hablamos de eso 👋🏻
(* Pero recuerda que el tiempo es relativo)
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Borja Ventura
Borja Ventura @borjaventura

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